jueves, 7 de marzo de 2013



ANILLOS
Los anillos son verdaderos termómetros para medir nuestra fiebre de humanos. Y hoy estamos verdaderamente enfermos, los políticos nos tienen sujetos y guiados por el anillo de la nariz, como los osos bailarines de Rumania, que bailaban para evitar el dolor. El papa y los cardenales hacen que bajemos la cerviz ante ellos para besarle el anillo. Las novicias lo reciben como sumisión y entrega total a Dios. Los anillos sirven como ostentación, para pavonearnos. También son una alianza de matrimonio que a veces se convierte en soga y de la que, por cobardía, intereses o ambición no queremos desprendernos. Hasta el planeta  Tierra, según los últimos descubrimientos científicos, la rodea un anillo de antimateria, una banda de antiprotones que podrían ser fuente de combustible futuro para  naves espaciales, ya no tenemos por qué envidiar a Saturno.
Los anillos también pueden ser vínculos de amor, familia o amistad: el anillo de boda, el de la abuelita que tantos recuerdos nos trae, el de nuestro cumpleaños…
Cuando morimos nos desprenden de los anillos para no ser objeto de saqueos, como en el caso de los faraones. O tal vez para que en el más allá, si lo hay, no nos valoren por nuestros signos externos.
Vivimos con  estos anillos-termómetro desde que nacemos. La clave está en escoger bien el modelo y no sentirnos sometidos, atrapados o encadenados a ellos.   
 Angela

3 comentarios:

  1. Grazas ao teu relato, nun agasallo do meu
    maridoamanteamigocompañeiro... verei sempre a esperanza na súa esmeralda e o brillo do amor, nos brillantiños.

    Estupendo.

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  2. Es un fenómenos Angelita... Primeiro escribes un relato e agora unha reflexión, casi un miniensaio sobre os aneis . Arriba a productividade!!!

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  3. Ao longo da historia hai moitisimas lendas de antigas civilizacións nas que se lle otorga aos aneis poderes fabulosos, loitas para ser os donos de tan preciada xoia !algo che deben ter!
    Precioso estudo.

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