sábado, 29 de octubre de 2016

A VER CANTO ME DURA

A min o outono parece que me fixo reverdecer porque despois de bastante tempo sentín desexos de entrar no patio pero atopeime con que non me deixaba.........
Comezaron a caerme algunhas follas como é propio da época pero......
Probo agora teimosamente e voila ¡¡¡¡¡¡ Que me funciona.
Seguirei intentando vir por aquí a ver se atopo alguén agora que xa imos ter GOBERNO.















imaxe de gema


viernes, 28 de octubre de 2016

REGUEIFAS NO CONGRESO

SI QUIERES PAN, MARIANO
MENOS CAÑA Y MAS GRANO.....

SI QUIERES TRIGO, AHITOR
YO TE PRESTO MI TRACTOR.....






non sei por que non me deixan incluir unha bonita imaxe que tiña




martes, 16 de febrero de 2016

A TABUELA

Non adoitaba ir alí pero aquel día un aroma especial me arrastrou. Sentei inmoviil á beira do acantilado , percibia nidio o aroma, ollaba en fite a súa figura:
movíase grácil pola praya deixando as pegadas na area, esbelta, cun mechón ao vento .
Despertou en nin un desexo carnal descoñecido, un instinto mórvido de poseela enteiramente, penetrar as súas entrañas húmidas e calidas........ O corazón batíame presto a cumprir un desexo acuciante. Ela ignoraba a miña presencia e os meus desexos.
Silencioso, paseniño acheguime. Cando estaba moi, moi cerca ela fuxiu.

Doctrinas nwe age aseguran que desexando algo firmemente hase cumprir. Eu comprovei hoxe que un can coma min nunca conseguirá alcanzar a unha tabuela en vo.

Gema                   Resultado de imaxes para imagenes de avefrias



domingo, 14 de febrero de 2016


Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta 
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña, 
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios 
serán favor tan misterioso 
como el mirar tu sueño implicado 
en la vigilia de mis brazos. 
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño, 
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige, 
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes, 
Arrojado a quietud 
divisaré esa playa última de tu ser 
y te veré por vez primera, quizá, 
como Dios ha de verte, 
desbaratada la ficción del Tiempo 
sin el amor, sin mí.

Jorge L. Borges

viernes, 12 de febrero de 2016

martes, 9 de febrero de 2016

Resultado de imaxes para imaxes para domingo de antroido

A HIFA

Resultado de imaxes para soutos GALLEGAS

Xabier acendía sempre o radio porque adormecía mellor. Aquela noite escoitou algo que o espeliu de súpeto: para a alopecia o mellor era unha decoción de aloe , barbas de maínzo, ....... e
hifa. Hifa?
Pola mañá no recreo saiu e foi ao herbolario. Nunca tal tiveran. O mesmo lle responderon nas outras tendas. A alopecia mermáballe moito a autoestima.
Nas vacacións arrincou para a India seguro de que aló a atoparia e ao tempo facía turismo.
A mala sorte levouno ata un templo onde se produciu un terrible atentado.
Xabier finou ignorando que a hifa abondaba no souto da avoa.


gema

lunes, 8 de febrero de 2016

TEÑO GANAS DE PATIO..



Levo días pensando no ben que era cando viñamos ao patio.
estiven discorrindo unha fórmula sinxela para escribir algo:

Mini relatos de 100 palabras no que se introduza unha descoñecida:
Neste caso propoño a palabra  HIFA.

Que vos parece.

domingo, 7 de febrero de 2016

DOMINGO DE ANTROIDO



Jonathan Wolstenholme.

Sempre me gorentou disfrazarme e hoxe é domingo lardeiro (cada can no seu palleiro) dicía meu pai todo rufo. Pero o tempo non para e pasa a tarde cunha copa de viño e un bo libro, brindo polo pasado¡¡¡¡¡

Recoméndovos CONTIGO EN LA DISTANCIA. Xa non leo, escoito. Volvo a brindar polo pasado¡¡

jueves, 4 de febrero de 2016

Patente de corso

Esas jóvenes hijas de puta

Supongo que a muchos se les habrá olvidado ya, si es que se enteraron. Por eso voy a hacer de aguafiestas, y recordarlo. Entre otras cosas, y más a menudo que muchas, el ser humano es cruel y es cobarde. Pero, por razones de conveniencia, tiene memoria flaca y sólo se acuerda de su propia crueldad y su cobardía cuando le interesa. Quizá debido a eso, la palabra remordimiento es de las menos complacientes que el hombre conoce, cuando la conoce. De las menos compatibles con su egoísmo y su bajeza moral. Por eso es la que menos consulta en el diccionario. La que menos utiliza. La que menos pronuncia.
Hace dos años, Carla Díaz Magnien, una adolescente desesperada, acosada de manera infame por dos compañeras de clase, se suicidó tirándose por un acantilado en Gijón. Y hace ahora unas semanas, un juez condenó a las dos acosadoras a la estúpida pena -no por estupidez del juez, que ahí no me meto, sino de las leyes vigentes en este disparatado país- de cuatro meses de trabajos socioeducativos. Ésas son todas las plumas que ambas pájaras dejan en este episodio. Detrás, una chica muerta, una familia destrozada, una madre enloquecida por el dolor y la injusticia, y unos vecinos, colegio y sociedad que, como de costumbre, tras las condolencias de oficio, dejan atrás el asunto y siguen tranquilos su vida.
Pero hagan el favor. Vuelvan ustedes atrás y piensen. Imaginen. Una chiquilla de catorce años, antipática para algunas compañeras, a la que insultaban a diario utilizando su estrabismo -«Carla, topacio, un ojo para acá y otro para el espacio»-, a la que alguna vez obligaron a refugiarse en los baños para escapar de agresiones, a la que llamaban bollera, a la que amenazaban con esa falta de piedad que ciertos hijos e hijas de la grandísima puta, a la espera de madurar en esplendorosos adultos, desarrollan ya desde bien jovencitos. Desde niños. Que se lo pregunten, si no, a los miles de homosexuales que todavía, pese al buen rollo que todos tenemos ahora, o decimos tener, aún sufren desprecio y acoso en el colegio. O a los gorditos, a los torpes, a los tímidos, a los cuatro ojos que no tienen los medios o la entereza de hacerse respetar a hostia limpia. Y a eso, claro, a la crueldad de las que oficiaron de verdugos, añadamos la actitud miserable del resto: la cobardía, el lavarse las manos. La indiferencia de los compañeros de clase, testigos del acoso pero dejando -anuncio de los muy miserables ciudadanos que serán en el futuro- que las cosas siguieran su curso. El silencio de los borregos, o las borregas, que nunca consideran la tragedia asunto suyo, a menos que les toque a ellos. Y el colegio, claro. Esos dignos profesores, resultado directo de la sociedad disparatada en la que vivimos, cuya escarmentada vocación consiste en pasar inadvertidos, no meterse en problemas con los padres y cobrar a fin de mes. Los que vieron lo que ocurría y miraron a otro lado, argumentando lo de siempre: «Son cosas de crías». Líos de niñas. Y mientras, Carla, pidiendo a su hermana mayor que la acompañara a la puerta del colegio. La pobre. Para protegerla.
Faltaba, claro, el Gólgota de las redes sociales. El territorio donde toda vileza, toda ruindad, tiene su asiento impune. Allí, la crucifixión de Carla fue completa. Insultos, calumnias, coro de divertidos tuiteros que, como tiburones, acudieron al olor de la sangre. Más bromas, más mofas. Más ojos bizcos, más bollera. Y los que sabían, y los que no saben, que son la mayor parte, pero se lo pasan de cine con la masacre, riendo a costa del asunto. La habitual risa de las ratas. Hasta que, incapaz de soportarlo, con el mundo encima, tal como puede caerte cuando tienes catorce años, Carla no pudo más, caminó hasta el borde de un acantilado y se arrojó por él.
Ignoro cómo fue la reacción posterior en su colegio. Imagino, como siempre, a las compis de clase abrazadas entre lágrimas como en las series de televisión, cosa que les encanta, haciéndose fotos con los móviles mientras pondrían mensajitos en plan Carla no te olvidamos, y muñequitos de peluche, y velas encendidas y flores, y todas esas gilipolleces con las que despedimos, barato, a los infelices a quienes suelen despachar nuestra cobardía, envidia, incompetencia, crueldad, desidia o estupidez. Pero, en fin. Ya que hay sentencia de por medio, espero que, con ella en la mano, la madre de Carla le saque ahora, por vía judicial, los tuétanos a ese colegio miserable que fue cómplice pasivo de la canallada cometida con su hija. Porque al final, ni escozores ni arrepentimientos ni gaitas en vinagre. En este mundo de mierda, lo único que de verdad duele, de verdad castiga, de verdad remuerde, es que te saquen la pasta.