viernes, 16 de agosto de 2013

El haiku de Kikaku

   Estaba el maestro Basho en una sesión de renga. A Kikaku, uno de sus discípulos, se le ocurrió el siguiente haiku:

¡Libélulas rojas!
Quítales las alas
y serán vainas de pimienta.

   El maestro reflexionó como paladeando el haiku y al cabo de unos instantes le dijo a Kikaku que así mataba a la libélula. Un haiku debe dar vida, no quitarla, concluyó Basho. Su corrección, poner el haiku de Kikaku del revés, fue brillante:





¡Vainas de pimienta!
Añádeles alas
y serán libélulas.

   Basho definió el haiku como «simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento». Pero esta anécdota, creo, es la mejor definición que puede darse de lo que es un haiku.



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