La silla quedó vacía todos esos años de seguimiento, no había tiempo para el descanso. Pero por más que traté de guiar sus desvíos, el barco marchó a la deriva por el tormentoso mar de la droga.
Llevo sentada en esta silla no sé cuánto. Desde que mis piernas dejaron de obedecer las órdenes del cerebro y decidieron quedarse rígidas y adaptarse a la silla. De tal forma que sólo puedo acostarme plegada, como si siguiese sentada en una silla invisible.
…Puedes esperar sentada…
Martillea sin descanso en mi cabeza día y noche, como una música maldita. Y espero.
En la noche, a caballo del sueño, mis poros se abren hasta dejarme bañada en un sudor frío, como un sudario. Un ejército de sillas, que caen como lluvia sobre mí, me aproximan al pánico. Me levanto exhausta, tras la incruenta batalla.
Durante el día, interminables horas, que se alargan hasta la desesperación, mirando por la ventana al punto fijo de un horizonte sin cambios, me devuelven la sensación de vacío y soledad en la que habito desde hace años.
…Puedes esperar sentada…
Cada vez más lejos, como una música de fondo que ya forma parte de mí,. Que cada vez se acomoda más a mi cuerpo inválido, que ya sólo espera la paz del descanso, pero que aún sigue preguntando al cartero cada día si hay algo para ella, desde algún lugar lejano o desde alguna penitenciaría. O tal vez la noticia cruel y antinatural de haber sobrevivido al hijo.
Soy la mujer que espera sentada. La madre que espera, y que seguirá esperando, sentada, aún bajo la tierra, en la posición sedente a la que la maldición de un hijo, perdido para siempre, la condenó
Angela Fernández.
Bueno, colega, estamos ante a ANSIEDADE VIVA da escritura.
ResponderEliminarCreo que Occidente está a punto de descubrir unha estrela....no firmamento da literatura e de otorgar unha medalla de ouro ao mérito do traballo....
A editora.
!Non teño palabras! É precioso.Moi emotivo. Transmite moi ben o sentimento.Parabens ,disfrutei lendoo.
ResponderEliminarUnha fermosa e triste historia contada coa mestría á que xa nos tes acostumados.
ResponderEliminarMiro o cadro de Seoane e semella que leo na cara desa muller cada unha das frases coa que ti describes a súa anguria.