Como una segunda piel, los zapatos,
visten la perdida desnudez
de los antiguos cazadores de búfalos.
A una tierra de lutos, madre amantísima,
que dimos la espalda, con gruesas suelas,
insensibles, al sonido de la hojarasca,
al mullido de la hierba, impermeables.
Puedes escuchar sus pasos… los zapatos hablan,
dejan nuestras huellas impresas
cuando entramos en su horma
de piel y clavos:
Primeros zapatos del niño, para los primeros pasos,
para sus primeros charcos.
En la noche de Reyes, al lado del anís y de las pastas
reciben el tren eléctrico, embetunados.
Entre valses y champagne, los zapatos de boda,
tan brillantes, y tan alocados.
Y los últimos… zapatos rotos, sin cordones,
ya deformados.
Nuestras raíces, en la maceta de los zapatos.
Los pies descalzos por la arena,
al cazador de búfalos
tal vez despierten.
Quizás enciendan los fuegos prehistóricos,
y pinten sus verdades sobre la roca.
Y, con los pies desnudos, escriban poemas
para dejar así sus huellas verdaderas.
Angela fernández
Ángela estás SEMBRADA.
ResponderEliminarParabéns pola túa dilixencia en escribir e polo teu manexo das palabras , que unida a unha gran imaxinación fan de ti unha magnífica escritora.
ORIXINAL POEMA!!!!!
Supoño que para escribir este orixinal poema estarías descalza porque a pel da planta dos pés nus
ResponderEliminaré material sensible.
"Los zapatos hablan" pero precisase que alguén calzado con zapatiños de seda e ouvido finisimo como a nosa Ángela os escoite e lles agasalle con esta fermosa viaxe coas palabras.
ResponderEliminar!MARABILLOSO POEMA !