El sueño
Sudor y lágrimas. El Dios mortal de las almas pasajeras se encontró en Ítaca con la pequeña princesa. Él, príncipe valiente de corazón, despertó junto a un olivo. En la orilla, una barca. Con dos remos. En el cielo, ni una sola nube. En su corazón, latidos imparables.
Despertó sudando y con las sábanas mojadas. La princesa nunca más volvió por Ítaca. El Dios aún hoy busca su diosa. El príncipe se viste de azul cada mañana para ir a trabajar.
Despertó sudando y con las sábanas mojadas. La princesa nunca más volvió por Ítaca. El Dios aún hoy busca su diosa. El príncipe se viste de azul cada mañana para ir a trabajar.
G. García P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario