RESPUESTA A ROSA MONTERO y otras
hierbas
Alcanzar la inmortalidad en esta vida …o creer que la alcanzas son dos cosas diferentes. Yo me puedo creer todo lo que me proponga, basta con un acto de autoconvencimiento, porque me es útil y necesario. O eso, o la desesperación ante el abismo final. Un abismo sin fondo conocido que hace pensar en la “insoportable levedad del ser”, esa terrorífica nada que borra identidades.
Yo llamo a eso autoengaño consentido,
una forma de asumir nuestra mortalidad sin sufrimiento añadido. Ya
que es inevitable, pensemos en positivo, y hagámonos peras mentales
para afrontar los hechos que nos dejarán sin hechos.
Sócrates eligió para su último
minuto el seguir aprendiendo a tocar la flauta. Bravo por él. Yo a
lo mejor elijo tomarme unas natillas. Eso ¿ qué prueba? Sólo el
haber llegado, y no es poco, a un estado de tranquilidad ante lo
inevitable… que es la mortalidad…esa que yo no comprendo ni
comparto, por absurda. Para mí la vida con ese fin irreversible no
tiene sentido… por mucho que filosofes o hayas dejado tu huella a
los que quedan…que también se irán. Que alguien me lo explique,
sin dioses ni fes ciegas, ni odas al presente inmediato.
Yo solo encuentro, o intento, el camino
de la resignación y los bastones de la tranquilidad de espíritu
para apoyar y afrontar, con flautas o con natillas, la nada que nos
espera.
¿Y tú?
Angela Fernández
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