Mientras tanto, una ya inflamada prosperidad, llevada por su desaforado impulso, seguia en ascenso de especulaciones y despilfarros, sin que los favorecidos y aupados hiciesen caso de los sombríos vaticinios de ciertos economistas-puritanos aguafiestas cuyas voces de sibilas calculadoras desentonaban en el confiado coro de quienes cantaban los gozos de una ficción cada día renovada. porque en ficción se vivía. Sin percatarse de ello, las gentes integraban en una enorme feria de birlibirloque, en donde todo era trastrueque de valores, inversión de nociones, mutación de apariencias, desvio de caminos, disfraz y metamorfosis- espejismo perpetuo, transformaciónes sorpresivas, cosas puestas patas arriba, por vertiginosa operación de un Dinero que cambiaba de cara, peso y valor, de la noche a la mañana, sin salir del bolsillo- valga decir: de la caja de caudales- de su dueño.
Alejo Carpentier.(El recurso del método)
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