ÉRAMOS JÓVENES
Habíamos sido jóvenes sin analizar razones. Sin preguntarnos por su duración en el tiempo, su caducidad en el tiempo, su inversión en el tiempo, Si la bola se extraviaría en un tiempo perdido fuera del bombo. Y sobre la grupa del “dulce pájaro” caminamos hasta la extenuación por el peso del paso de la vida, hasta, hacía tiempo, una anunciada bancarrota.
Hoy no soy joven. Toda la vida cabalgando entre dos nadas, estoy llamando a las puertas de la segunda. La del no ser después de haber sido, cuando se me permitió la salida de la primera nada. Y ahora reclamado para entrar en ella en cualquier momento, preparado para el último borrón de toda una vida, sin haberlo pedido, sin quererlo, sin haber dado permiso para un injusto, ilógico, destino sin sentido.
Quizás esto explique lo que hice, por qué lo hice.¿ Por rabia, por venganza, por impotencia? ante un cuerpo atrapado en una armadura de hierro ya oxidado imposibilitado de libertad, y cuyo fin es el desguace y el olvido.
Y, buscando un culpable de mi derrota en el vivir, sin benevolencia ni juicio previo, la maté.
No en mi sano juicio
De joven, como tantos, conocí el amor. La pasión de los besos candentes, tatuando cuerpos con fantasías. Aquel olor ajeno que me erizaba el vello y tensaba mis instintos hasta romper las cuerdas del deseo. Aquella enfermedad, que hacía delirar mis sentidos en su proceso febril de constelaciones, hundiéndome en el vértigo de una noria sin control.
Boda-Hijos-Rutina-Trabajo- Tensiones-Dinero-Discusiones.- Insomnio-Psiquiatra -Divorcio
La vida que sube y que baja como las mareas. Se enciende y se apaga como el fuego. Ríe y llora como el alma. Hasta que el espejo se empaña y borra la visión, y no se sabe si se sube o se baja, si se enciende o se apaga, si se ríe o se llora. Y aparece la confusión, principio de la locura.
La pasión cedió paso al cariño, luego al hábito, de ahí al desprecio, y finalmente al odio. Pasos firmes, sólidos, seguros. Sin retorno, sin futuro, sin esperanza. Lapidación de una vida culpable sin querer. Golpes mortales a una existencia de perdedor convertido en depredador.
La voz, tan suavemente escuchada ayer, hoy llena de asperezas, de reproches. Casi inhumana. Casi vegetal. Del cuerpo de esencias del jardín del Edén, hoy quedaba sólo olor a fritura y muerte rancia en formas adiposas y flácidas que llevaban al asco.
Nos convertimos sin darnos cuenta en huéspedes enemigos que luchan cada noche por su mitad de la cama. Qué lejos el Paraíso, qué cerca el infierno. Ayer jóvenes amantes, hoy viejos desconocidos.
El espejo me devuelve el cambio: encorvado por un peso llevado contra mi voluntad. Con ojos de pez, como sin fondo de alma. Fijos y helados, como los de un muerto, rendidos ante lo odiosamente irreversible y sin retorno, cuya última rebeldía se había perdido en el confesado crimen.
Estoy ante la justicia esperando un veredicto sin dudas, a juzgar por los ojos desconcertados y horrorizados del jurado.
Lo siento por mi hija. Espero que no se culpe por la ocasión que propició abriéndome su casa y enfrentándome con mi victima.
Al volver a ver aquella cara, personificación de mis frustraciones de hombre acabado, cuando regresamos del entierro de mi yerno, a solas en aquella cocina escenario de la tragedia, no pude contener mi lado oscuro de acumulados rencores que, como un gas letal salió vomitado empuñando el fatídico cuchillo. Mi cerebro emponzoñado de locura dio la orden de ejecución al brazo obediente. Y la maté.
Maté en ella la inocencia de la juventud perdida con la misma saña con la que se clava la estaca a un vampiro, que te ha ido secando lenta y silenciosamente a lo largo de una vida gastada sin usarse, hasta las mismísimas puertas de la nada más absoluta sin derecho a retorno, a una nueva oportunidad.
Espero la sentencia. No tengo miedo. Nada pueden quitarme, de nada pueden privarme, porque nada tengo. Nada puedo ofrecerles sino mi vacío más absoluto, vacío hasta de remordimientos.
Puntualidade: 10
ResponderEliminarTema: repetitivo, acaba matando a tododiós.
Forma: expléndido manexo da palabra, plasmas cunha multitude de de matices envidiable a vida ,da nada á nada...
PARABÉNS.
Unha tráxica historia marabillosamente escrita. Incluso no seu dramatismo hai un fermoso lirismo que case xustifica o asasinato, aparentemente gratuito, sen razón, porque as razóns da alma son máis dificiles de ver e máis fáciles de xustificar.
ResponderEliminarPero , unha cousa, miña amiga: ¿Responde o relato á consigna dada..? Creo que había unha frase para comezar que na tú historia non aparece por ningures...