No se si es el sueño o la falta de harina en mi dieta, tengo tristeza. Que no es grave ni genera cambio alguno en mi día, pero no es poco. Intento que se me pase pero se complica, pensé en una galletita con azúcar negra y no logro salir a comprarla. No es una tristeza convencional, digo, como esas que surgen cuando pasa algo puntual o cuando te enteras que lo que hiciste no le gustó a nadie. La que me aqueja es más suave, es leve con posibilidad de mejoría hacia el final de la tarde, se irá despejando con las horas, horas que pasan lentamente pero pasan y no queda nada, quizás eso. Tal vez si me esfuerzo y lloro ella se desinstale, el agua limpia estados.
30 años sin él -- Julio C.
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