A veces
Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.
(Imaxe Google)
Velaí porque sempre lles dou voltas na cabeza ás palabras para ver como diría algo, pero logo fracaso ao final, non me corro ....
ResponderEliminarIso pásanos a moit@s... As palabras ás veces resulta que son fríxidas.
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